El único antídoto
contra la violencia
es la belleza,
decía Pasolini. La sentencia de Pier Paolo no sólo es vigente en nuestros días, sino de una relevancia sin precedentes, dado que el mundo del diseño tampoco se ha salvado de la velocidad voraz con que se consume.
IKAL se desdobla como un oasis en medio
del vasto desierto de estridencia, extendiendo
una cálida invitación a todo aquel que aprecia
la belleza atemporal que se asoma de los
detalles. Quienes ponen pie en este templo de
la contratendencia, se sumergen de inmediato
en una experiencia curatorial que trasciende el
ámbito material y estético, diseñada a la talla de
quienes comprenden que la autenticidad es la
belleza en su estado más puro. Después de todo,
la vanguardia le pertenece a quienes
osan marcar el rumbo.
Nuestro catálogo no descansa sobre los anaqueles, sino que respira constantemente en su incansable evolución contratendencial.
Ningún objeto está aquí por casualidad.
Nuestros artistas trabajan exclusivamente con los elementos de su entorno, para así, crear piezas que logran comunicarnos un universo único a través del más mínimo detalle, generando un diálogo íntimo y orgánico con los demás objetos y con nuestros clientes, quienes, a su vez, responden con su propio espíritu vanguardista. El resultado de dicho diálogo es un ejemplo categórico del Slow Fashion.
Think globally, act locally...
Aún cuando gran parte del catálogo está compuesto por la obra de artistas mexicanos, nuestra apuesta curatorial pretende ir más allá e integrar propuestas universales, siempre y cuando éstas obedezcan a los valores de la casa, como la inclusión y la conservación del medioambiente.
Y es que la belleza no está exenta de conciencia. Nuestras piezas de arte son elaboradas en su mayoría por personas con discapacidades que suelen alejarlas del mercado laboral convencional, lo mismo que respetando los protocolos de sustentabilidad. Asimismo, la relación de nuestros artistas con su entorno inmediato despliega ante nuestros ojos mundos que de otra suerte nos resultarían inadvertidos. Nada contiene nuestro catálogo que no sea del todo intencionado.